Manuelita, La Tortuga de Pehuajó | 1998

Créditos

«… y Sandra agradece!: En primer lugar a la gente de la ciudad de Pehuajó, a su intendente Señor Peña y familia como a todos los miembros de su intendencia, por el apoyo incondicional y los ricos asados. A la empresa Agua Va y en especial a Rony Mc Giver** por su auspicio y colaboración con este proyecto; a Carlos «Oli» Olano y Fabián Silverman que participaron con la mejor onda y desinterés aportando todo su arte. A Nicolás Guerschberg que nos prestó SIEMPRE!!! su teclado para sonar mejor en el disco. A toda la gente de Canal 9 en especial a Miguel Angel Reca por el apoyo brindado en las presentaciones del Teatro Astral; a Nito Artaza y su gente por darnos una mano para concretar nuestras presentaciones en el Astral. A Mónica, mi mamá, porque sin ella no hubiéramos podido hacerlo (Gracias vieja!). Y muy especialmente a Pichón por su afecto, su talento y su incondicional amistad; a todo el grupo que con tanta generosidad ha sumado su mejor energía y talento en este disco
Hemos sido muy felices haciendo este disco y este espectáculo; nos enorgullece y emociona sentir que pudimos generar un poco de felicidad para niños y adultos de la mando de esta tortuga tan audaz. ¡Gracias!» 
Sandra.

Inés Chaile en teclados // Oscar Giunta en batería, bombo leguero // Leandro en bajo // Músicos invitados: Carlos Olano en guitarras // Fabián Silverman en clarinete, flauta y flautín // La perra Couzy: ladridos en «El show del Perro Salchicha»

Reparto: Carlos Tarrío: El tortugo Manolo y Planchú // Gipsy Bonafina: La vaca estudiosa y la reina Batata // Sandra Mihanovich: Manuelita (antes y después de París) // Mariela Bonilla: Sapa, la mona Jacinta, Morrongo y gato (Cuantos!) // Osvaldo Palau: Morrongo, Woky Toki y Cocinero // Dirección musical y arreglos: Inés Chaile

Grabado en Pichón’s Movile Studio entre mayo y agosto de 1988 // Técnico de grabación y mezcla: Rubén «Pichón» Dal’Pont // Producido por Sandra Mihanovich

Fotos: Juan Soria // Diseño gráfico: Anita Ruiz y Soledad Otero (Las Chicas)

Letras

Quién pudiera
Cantar una canción cualquiera,
Sencilla
Como el agua de la canilla.
Canción que pronto se olvida,
Pero dura toda la vida.

Cantar canciones
Para los que no tienen ilusiones,
Poesía
Para los que perdieron la alegría.

Canción con piano
Para los que pasean de la mano,
Con flores
Que sirvan para niños y mayores.

Seguir y seguir
Cantando canciones para convivir.

Canción barata
Para los que no piensan más que en plata.
Dorada
Para los pobres que no tienen nada.

Canción amiga
Para los que se mueren de fatiga.
Canciones
Para los que padecen en prisiones.

Aquí me puse a vivir
con mi sapa y mis sapitos,
en este aljibe infinito,
cuanto más fijo mejor,
que al sapo muy picaflor,
lo cazan como chorlito.

Yo nací en una laguna
y mi cuna fue de lodo,
cosa que de ningún modo
me puede desmerecer,
que a la hora de nacer,
renacuajos somos todos.

A este fondo no rodé,
me mudé con gran trabajo,
yo no soy un estropajo,
ni por desidia me hundo,
no es lo mismo ser profundo
que haberse venido abajo.

Aquí estoy entretenido
como gato en almacén,
me gusta pasando bien,
quieto y con economía,
que sapo que anda en la vida,
no lo para más que el tren.

Yo tengo una picardía
cuando suena la roldana,
me escondo de buena gana
para salvar mi pellejo,
que el sapo sabe por viejo,
pero más sabe por rana.

Aquí me voy a plantar,
profundo como carozo,
yo le digo al veleidoso
que por variar se desvive,
sapo que cambia de aljibe,
siempre sapo de otro pozo.

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.

Como era muy vieja, muy vieja,
estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.

Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada
y dijo: Estas equivocada.

Y la vaca le respondió:
Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.

Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.

La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.

La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.

Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca.

Tres morrongos elegantes
De bastón galera y guantes,
Dando muchas volteretas
Prepararon sus maletas

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Toda la ratonería
Preguntó con picardía:
– «Michifuces, dónde van?»
– «Nos vamos a Tucumán.»

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Pues les han pasado el dato
Que hay concursos para gato,
Los tres michis allá van
En tranvía a Tucumán.

Con cautela muy gatuna
Cruzan la Mate de Luna,
Y se tiran de cabeza
Al Concurso de Belleza.

Mas como el concurso era
Para Gato… y Chacarera,
Los echaron del salón
Sin ninguna explicación.

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Volvieron poco después
Las galeras al revés,
Con abrojos en el pelo
Y las colas por el suelo.

Miau, miau, miau, miau,
Michi michi miau.

Le maullaron la verdad
A toda la vecindad:
– «Tucumán es feo y triste
porque el gato allá no existe.»

Los ratones escucharon
Y en seguida se marcharon.
Los ratones allá van
En tranvía a Tucumán

El último tranvía
Que rueda todavía
Se va, se va, se va.
Qué lástima me da,
Pues ya no volverá.

Por un caminito de aserrín
Va el tranvía, tin tilín tilín.

Pide una manzana y no le dan
Ni una esquina, tan talán talán.

Si un tranvía va por un jardín
Se equivoca, tin tilín tilín.

Y si choca con un capitán
Paga multa, tan talán talán.

Si a un tranvía le brota un jazmín
En el techo, tin tilín tilín,

Las hormigas cómo viajarán
De contentas, tan talán talán.

Si un tranvía toma naranjín
Se emborracha, tin tilín tilín.

Pero si un tranvía come pan
No se empacha, tan talán talán.

Peligroso es
andar por la ca
la calle del ga
del gato que pes
que pesca y después
se esconde y escapa pa pa pa.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.

A la gente que
pasa distrai
el gato bandi
con caña y anzue
les pesca el sombre
sombrero y el moño ño ño ño.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.

El gato francés
con tanto sombre
nadie sabe qué
qué hace después
y el asunto es
es que se disfraza za za za.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.

Pero el gato un di
salió disfraza
con gorra de la
de la polici
disfrazado así
dio una caminata ta ta ta.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.

Así disfraza
oyó la denun
cia de un transeú
contra un gato ma
porque le ha roba
robado el bonete te te te.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.

El gato no pue
decirle soy yo
confundido no
tiene más reme
que llevarse pre
preso al calabozo zo zo zo.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.

Estaba la Reina Batata
Sentada en un plato de plata
El cocinero la miró
y la Reina se abatató.

La Reina temblaba de miedo
el cocinero con el dedo
-que no, que sí, que sí, que no-
de mal humor la amenazó.

Pensaba la Reina Batata:
-ahora me pincha y me mata-.
Y el cocinero murmuró,
con esta sí me quedo yo.

La Reina vio por el rabillo
que estaba afilando el cuchillo.
Y tanto, tanto se asustó
que rodó al suelo y se escondió.

Entonces llegó de la plaza
la nena menor de la casa.
Cuando buscaba su yo-yo
en un rincón la descubrió.

La nena en un trono de lata
la puso a la Reina Batata.
Colita verde le brotó…
(a la Reina batata, a la nena: no)

Y esta canción se terminó.

La mona Jacinta
se ha puesto una cinta.

Se peina, se peina,
y quiere ser reina.

¡Ay no te rías
de sus monerías!

Mas la pobre mona
no tiene corona.

Tiene una galera
con hojas de higuera.

Un loro bandido
le vende un vestido,

un manto de pluma
y un collar de espuma.

Al verse en la fuente
dice alegremente:

¡Qué mona preciosa,
parece una rosa!

Levanta un castillo
de un solo ladrillo:

rodeado de flores
y sapos cantores.

La mona cocina
con leche y harina,

prepara la sopa
y tiende la ropa.

Su marido mono
se sienta en el trono.

Sus hijas monitas
en cuatro sillitas.

¡Ay no te rías
de sus monerías!

Perro Salchicha gordo bachicha
toma solcito a la orilla del mar.
Tiene sombrero de marinero
y en vez de traje se puso collar.
Una gaviota medio marmota,
bizca y con cara de preocupación
viene planeando, mira buscando
el desayuno para su pichón.
Pronto aterriza porque divisa
un bicho gordo como un salchichón.
Dice «qué rico» y abriendo el pico
pesca al perrito como un camarón.
Perro salchicha con calma chicha
en helicóptero cree volar.
La pajarraca cómo la hamaca
entre las nubes y arriba del mar.
Así lo lleva hasta la cueva
donde el pichón se cansó de esperar.
Pone en el plato liebre por gato,
cosa que a todos nos puede pasar.

Pez de platino,
fino, fino,
ven a dormir en mi gorro marino.
Perla del día,
fría, fría,
ven a caer en mi bota vacía.
Feo cangrejo,
viejo, viejo,
ven a mirarte el perfil en mi espejo.
Flaca sirena,
buena, buena,
ven a encantar mi palacio de arena.
Señora foca
loca, loca,
venga a tocar el tambor en la roca.
Picara ola,
sola, sola,
ven a jugar con tu traje de cola.
Un delfín
que toque el violín
voy a pescar con mi red marinera,
y me espera para bailar,
loca de risa la espuma del mar.

Parece que están diciendo
por toda al vecindad,
que tengo lengua filosa,
lo mismo que yarará,
filoso tengo el oído
y veo en la oscuridad.
Y pasa, que pasa mucho
en un pueblo que es tan familiar.

Pa´ ver visiones,
beatas hay a montones,
yo en cambio digo
lo que vi tras el postigo.
Cosa que di por cierta
si era mentira que me caiga muerta,
y tanta sinceridad,
quién me la agradecerá.
Digo siempre la verdad,
y así me va.

Parece que están diciendo
que vivo en la ociosidad,
ocioso es quien ve y no mira,
quien oye sin escuchar.
Estoy requete ocupada
con ropa para lavar,
que hay mucho trapito sucio
en un pueblo que es tan familiar.

Pa´ la tijera
hay sastre y hay peluquera,
yo soy honrada,
no corto ni agrego nada.
Cosa que di por cierta
si era mentira que me caiga muerta,
y tanta sinceridad,
quién me la agradecerá.
Digo siempre la verdad,
y así me va.

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.

Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.

Cultivo la rosa blanca
y la buena voluntad
para el que me da la mano
y para el otro que no me la da.

A la lechuza enjaulada
déjala que piense mal
y al pájaro de la benevolencia
échalo a volar.

Al loco le doy razón
al bárbaro le doy paz.
Mi canto y mi corazón
son, son, son para los demás.

El gallo por más que empuje
nunca será gavilán.
Por que andar atropellando
si voy a llegar igual.

Yo no soy mejor que Pedro
ni valgo más que Juan.
Si me van a poner precio
que sea de humanidad.

Al loco le doy razón
al bárbaro le doy paz.
Mi canto y mi corazón
son, son, son para los demás.

Si al tiempo le pido tiempo
no me lo niega jamás,
es mío para los otros
en caso de necesidad.

El que vive para nadie
sabes donde va a parar
a torres de arena y humo
y a su propio funeral.

Al loco le doy razón
al bárbaro le doy paz.
Mi canto y mi corazón
son, son, son para los demás